Auto de fe
- vaterevista
- 8 feb 2019
- 1 Min. de lectura
FRIDA RODRÍGUEZ
Mis sienes son las bases de una corona blanca;
Las bases de una hoguera en supremos esplendores
Si ves mi mano diestra, también verás que es manca
Y dentro de la testa, ya se extinguen las flores.
Quizás somos meteoros, cabriola y desenfrenos
Quizás un cascanueces en cuellos ajenos
Mas sólo cantimploras de cuero; carne cruda
Cuando estos nos atrapan y nos ponen en duda.
Aquí estoy en domingo, perpetro confesiones
La más sincera es que me persigue la experiencia
Recuerdos hay bastantes, y escasa es la prudencia
No cuentes tus relatos, me causan confusiones.
La vela se convierte en perlillas y relojes
Después de una condena, del tiempo me redimes
¿Seremos exquisitos? Espero no te enojes
Si duele imaginar, que en ti, no somos sublimes.
Bióloga con 24 años de edad. Se considera amante vívida de la poesía desde hace ya 10 años, siendo principalmente seguidora del trabajo literario de amistades, así como de autorías locales. Ha publicado poemas en varios suplementos culturales de Xalapa, Veracruz y la Ciudad de Puebla. Asimismo, dada su carrera, ha tenido distintas oportunidades de realizar publicaciones en prosa.
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