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De Marte y sus marcianos

ISAURA OCAÑA

La tierra vio su fin en el año 2050, cuando los recursos del planeta desaparecieron ante el incremento de la necesidad humana, producto de la sobrepoblación, y fue el tiempo en el que las expediciones realizadas apuntaban a la posibilidad de una vida en Marte, planeta al que enviaron a la población humana sobreviviente. Fue en el 2025 cuando realizaron el primer experimento, enviando a un grupo de científicos a habitar Marte durante aproximadamente un mes y los resultados asombraron a la Comisión de las Ciencias, pues se había descubierto la existencia de agua y la posibilidad de cultivo en esa tierra, en apariencia desierta.


Esa fue la pauta para iniciar con los proyectos de construcción en Marte y convertirlo en la salvación de la raza humana, ahí podrían continuar con una vida algunos de los habitantes del planeta. Era evidente que ante la decadencia del territorio la mayoría de la población pereció el final de todo lo que conocían, de pronto el verde se hizo beige y los animales se convirtieron en una leyenda más de lo que fue, el agua era el producto más caro existente y muchos murieron tratando de robarlo o por no poder pagarlo. Al final sólo quedó un 5 % del total de habitantes y embarcaron al mayor número que fue posible (los más jóvenes fueron la prioridad) que fue tan sólo el 1 % (unos 10, 000, 000 aproximadamente), el tiempo que tardaron en regresar por los demás fue demasiado tarde para los que aún esperaban salir de ese desierto, a ratos gris.


Al llegar a Marte, se encontraron con un edificio blanco, alto, con la apariencia de una capsula acondicionada para sobrevivir a una guerra o algo peor, su aspecto externo era un poco tosco y al llegar, al techo abrió sus puertas para la plataforma de aterrizaje que ahí se encontraba. La nave descendió lentamente con los pasajeros, quienes respiraban un ambiente de esperanza y tristeza, dejaron atrás todo lo que conocían para iniciar una vida de la cual no tenían idea de cómo funcionaría. Las puertas de la plataforma se cerraron y al interior del edificio, que era blanco y espacioso, se drenaba el aire del exterior para purificar el ambiente de su toxicidad para el organismo humano. Cuando el área estuvo completamente limpia, abrieron las puertas para dejar salir a los pasajeros y, uno por uno, descendieron hasta el suelo de la capsula de supervivencia.


El asombro al bajar a aquella plataforma no se hizo esperar, los pasajeros observaban todo a su alrededor, veían el techo alto y luminoso, el piso del lugar brillaba de limpio y se reflejaban sus rostros sucios en el azulejo, muchos no se percataban de los uniformados que esperaban frente a una puerta grande al final de la habitación. Conforme avanzaban al final, los uniformados explicaban que la capsula era un proyecto diseñado por la Comisión de las Ciencias e indicaban las instrucciones a seguir: la primera, debían tomar una ducha purificadora y ponerse una ropa especial, diseñada para proteger la piel del ambiente; la segunda, dirigirse a las habitaciones en el primer piso asignadas por ellos de acuerdo a la lista de sobrevivientes y sus edades; y la tercera, debían acudir al Centro de Información ubicado en la planta baja del edificio, para que les fueran asignados los trabajos que desempeñaría cada uno.


Los pasajeros procedieron a anotar sus datos en los formatos que les eran entregados, los mayores apoyaban a los niños para escribir su información y, a los que llegaron solos hasta ahí, los acompañaron hasta el último proceso de su instalación. Después de la ducha hubo reencuentros amistosos y familiares en el lugar, también estaban los desolados que contemplaban con envidia o tristeza una escena que lamentablemente no les pertenecía. La capsula era un lugar nuevo y se sentía extraño, en especial para los desolados, era difícil acostumbrarse a un lugar encerrado.


Las habitaciones de aspecto metálico eran sencillas, contaban con dos camas individuales y una mesita al lado de cada una, un pequeño closet a cada lado de la habitación conformado por entrepaños, que ya tenían en ellos los cambios de ropa necesarios para una semana (todos iguales) más dos pijamas, sin olvidar los 2 pares de zapatos (unos tenis blancos y unas pantuflas del mismo tono insípido) y el cesto para la ropa sucia, que debían llevar a la lavandería del segundo piso. Cada habitación tenía un aspecto un poco solitario e impersonal, al llegar a ellas muchos se recostaban pensando en todo lo pasado y lo perdido. ¿Cómo habían llegado hasta ahí?


Sin darse apenas cuenta, pasaron los días, las semanas, los años y todos se adaptaron a su nuevo estilo de vida, así también el planeta Marte fue cambiando con sus nuevos habitantes. Poco a poco, fueron poblando con vegetación las afueras de la capsula. Los primeros intentos por poblar árboles a Marte fallaron descomunalmente, todo lo que llegaban a plantar, lejos de dar frutos, caía en la infertilidad de su tierra y esto abrió paso al inicio de una investigación de los científicos para modificar las semillas al tipo de tierra del planeta. Era urgente la siembra para sobrevivir, ya que los suministros llevados desde el inicio estaban por agotarse y las personas se quejaban de la reducción de sus alimentos, pero continuaban con sus actividades, ya cotidianas.


Cuando los científicos lograron su propósito, comenzaron el cultivo de la vegetación y alimentos. Tardó un tiempo en darse la cosecha y, a pesar de la falta de lluvia, los cultivos crecían frescos, la causa de eso es que el agua del planeta se hallaba en el subsuelo y era absorbida casi directamente por las raíces. Esto fue el inicio de una etapa próspera para los ahora marcianos, que fueron poblando poco a poco el exterior hasta convertirlo en un ambiente seguro para salir sin una máscara de oxígeno y sin el traje de protección, aunque el clima nunca fue igual al de la tierra. Entonces, se supo que los encargados del proyecto habían logrado salvar algunas especies animales, ante la posibilidad de restaurar la vida en otro lugar y el propósito fue cumplido. El cielo a las afueras mostraba a los astros en su máximo esplendor y ahora podían contemplar en la oscuridad de la noche el fulgor de una nueva morada que les abrió las puertas a los viajeros para resurgir de un pasado turbio, el cual casi provoca su total destrucción.


Después de que el planeta fue menos tóxico para salir, se iniciaron nuevos proyectos de construcción a las afueras y de recuperación de la fauna, fueron liberados los animales rescatados de la destrucción (desde insectos hasta aves de variedad), aunque la diversidad era muy reducida en comparación con lo antes conocido. Empezaron con la realización de parques para los más pequeños y prosiguieron con la construcción de hogares, lo que provocó el abandono gradual de la capsula, convirtiéndose en un monumento histórico del nacimiento de los marcianos. Con el tiempo, la apariencia de las personas fue cambiando para adaptarse al nuevo ambiente, ahora tenían la piel más morena y las nuevas generaciones desarrollaron ojos grandes y nariz comprimida, los dedos de las manos se alargaron y los pies se agrandaron, eran un poco más altos que antes. En general conservaban sus características esenciales y se adaptaron al cambio de vida, nombraron el día 5 de mayo como fecha conmemorativa, ese día celebraban la llegada a Marte en el 2050.


Los cambios graduales afectaron poco el sistema social que, aunque empezó como algo colectivo, a largo plazo se convirtió al clasismo característico de la sociedad humana y la desigualdad se hizo presente de nuevo. Aquellos valores de solidaridad que dieron inicio al nuevo mundo se perdieron al pasar las generaciones y al iniciar el comercio, añadiendo el incremento desmedido de la población (antes controlada). Todo empezó cuando empezaron las luchas de poder de quienes comenzaban a ambicionar más de lo otorgado de manera equitativa, ellos convencían a sus compañeros del levantamiento y prometían una vida mejor, en la que se aprovecharan de manera correcta los recursos naturales para mayor comodidad.

El 20 de abril de 2275 fue el primer golpe de los rebeldes en contra los encargados del sistema que apostaba por la colectividad, una especie de socialismo, y la lucha duró un mes, se reportaron bajas considerables, pero el sistema cayó. Desde entonces, los marcianos pasaron de la monarquía a la democracia, hubo otra lucha independiente el 16 de mayo de 2360 contra el regente en el poder por la sobre explotación de la mano obrera y la inequidad en la distribución de los recursos. La democracia imperaba desde entonces, aunque no había cambiado mucho, trabajaban muy duro por mantenerse de manera digna.


Los marcianos sabían muy poco de sus antepasados en la tierra, las historias de quienes vivieron allá se fueron perdiendo en la oralidad y, sin saberlo, ellos fueron repitiendo el mismo camino que orilló a sus pobladores originales a llegar hasta Marte. Desconocían el alcance de lo que traerían para ellos los años venideros e ignoraban lo que aguardaba a sus sucesores a causa de su inconsciencia.


Hoy, hace 5 mil años de la llegada y creación de la civilización marciana, los habitantes del planeta se enfrentan a la falta de recursos y las enfermedades provocadas por un clima cada día más tóxico. El recuerdo y la esperanza de una nueva forma de vida en la que pensaron los conquistadores de Marte, se perdió. Ahora, ellos realizan expediciones a otros planetas para investigar las posibilidades de vida en ellos y parecer ser que encontraron en Júpiter la posible existencia de agua.


En Marte quedan los rastros de quienes destruyeron su magia, así como pasó con la tierra, él agoniza en espera del último suspiro y su aliento no alcanza para advertir a Júpiter del desalmado destino que se le aproxima. La raza humana, la única capaz de destruirse en la vorágine de la estupidez y el egoísmo, llevándose todo a su paso.


 

Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Veracruzana y cuenta con carrera técnica en Contabilidad. Es originaria de Xalapa, Veracruz; vive en la ciudad desde su nacimiento. Protagonizó la obra de teatro “Ciahuameztli Nenequi Icihuca” (“La Señora Luna sigue caminando”), monólogo escrito por Ana Iris Nolasco, el cual se presentó el 08 de marzo de 2016. Escribió guion para TeleUV y participó en la realización del Spot de la FILU 2018.

Es apasionada por las artes; la lectura y la escritura la han acompañado a lo largo de su vida. Escribe teatro, cuento y ensayo.

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