top of page
Buscar
vaterevista

Esta es la última vez

ISAURA OCAÑA


Siempre he pensado que las palabras son poderosas y que una vez dichas no hay vuelta atrás. Hay palabras tan suaves como una pluma y otras tan hirientes como un cuchillo afilado, caen de un extremo a otro tan fácil, una borra el rastro de la otra. Existen quienes no les dan la importancia debida y terminan perdidos en las mismas, éstos son los que se alían con Mentira y ella se aprovecha.


Conozco una historia que me contó Verdad. Recuerdo que se quejaba que Mentira llegaba siempre a arruinar las cosas. Según me comentó, ella tenía dos amigos que comenzaron a salir y todo iba bien, hasta que Mentira se interpuso. Quería llamar la atención de ellos y estaba celosa de la amistad que tenían con Verdad. Mentira empezó a crear problemas entre ellos, les hablaba por separado a ambos y, como es gran oradora, les platicaba de la omisión como una cualidad de aquellas personas bondadosas que se rehúsan a lastimar a los demás. Cada noche, platicaba un largo rato con ambos y ellos comenzaron a confiar en ella, le contaron sus secretos, junto con alguno que otro deseo escondido. Mentira aconsejaba a los jóvenes enamorados a hacer lo que quisieran sin importar las consecuencias y les decía: “hay cosas que es mejor no decir y no tiene nada de malo cambiar las cosas un poco con las palabras”. Ambos empezaron a pensar sobre sus consejos y llegaron a la conclusión de que era la mejor manera de tener toda la libertad sin tener que decir todo lo que pasaba.


Al principio fue fácil dejar de lado la idea, ambos estaban completamente comprometidos en la relación y, aunque tenían sus desacuerdos, sentían mucho afecto el uno por el otro, pero las cosas cambiaron cuando Él empezó a comportarse esquivo e indiferente con Ella. Mentira se acercó a él y le preguntó qué pasaba; Él le platicó de la nueva persona que tenía en su vida y cómo empezaba a sentir cosas por ese alguien, cómo poco a poco el sentimiento por su pareja iba desapareciendo para ser remplazado por otro hacia una nueva mujer. Él no sabía si era deseo o algo más, tenía la certeza de sentir algo por su novia y también estaba seguro del deterioro de su relación; nada era como antes e iba de mal en peor. Mentira decidió aprovecharse de sus dudas, pues a pesar de que aún no había iniciado nada con la otra persona, sabía que deseaba estar con ella, así que decidió darle un pequeño empujón; Mentira le dijo: “No creo que debas olvidarte de esta nueva persona, sólo hablan como amigos y eso no tiene nada de malo, además, no es necesario que Ella se entere. Deberías conocerla para saber si quieres seguir con tu relación o si necesitas un cambio en tu vida y así podrás estar seguro de si tienes que terminar o no. Dudo que quieras quedarte solo y ya tienen tiempo juntos, es normal”.


Después de esa conversación todo se complicó más. Él salía con ambas y Ella notaba algo diferente en su relación. Cada vez que platicaban sobre los problemas sólo escuchaba quejas, desánimos o reclamos de su parte: “¿Por qué no te arreglas más?” “¿No confías en mí?” “Se nota que ya no me quieres como antes” “A veces siento que no quiero a nadie”. La relación iba cada vez peor y Ella se desvivía por recuperar algo de lo que fueron sus mejores días, de aquel amor que se demostraron en su momento.


Ella estaba perdidamente enamorada de quien estaba a su lado, pero se sentía a kilómetros de distancia de él y sin importar el esfuerzo que pusiera, él parecía estar empeñado en destruir la relación. Ella tenía propuestas de otras personas para conocerse y decidió hablar con Verdad, ya que no sabía si hacer caso de ellas. Verdad, como buena amiga, se dispuso a preguntar si le agradaría que le hicieran algo así y ella no tuvo palabras después de eso. Entonces decidió seguir luchando por su relación.


Él, en soledad, se consumía porque sentía que no estaba haciendo lo correcto, pero a esas alturas no podía parar de ocultar sus verdaderas intenciones y no podía seguir dividiendo su atención. Cada día se alejaba más de Ella. Él decidió hablar con Verdad sobre todo lo que estaba pasando, una noche que Mentira se había ausentado, y cuando le contó, Verdad lo miró decepcionada, no esperaba que hiciera algo así, así que le dijo: “Tienes que decidir con quién estar, a Ella la está consumiendo la relación y tú no pareces querer que algo mejore. Te pido que le evites el desgaste y le digas lo que pasa”. Él le dijo que necesitaba de su ayuda para poder hacerlo y no sabía cómo decir las cosas, pensaba que, al ser amigas, Verdad podía decirle esto para persuadirla de terminar con él. Verdad no daba crédito a sus oídos, era desagradable lo que le pedía y desistió de apoyar la idea, así que se fue, no sin antes decirle que tenía que terminar con ella.


Pasó un tiempo después de aquella conversación y, mientras Ella se iba marchitando al lado de un hombre que la había dejado de querer, Él era ya muy íntimo con Mentira. Sin embargo, Él ya no soportaba verla cerca. Hizo de todo para que lo aborreciera y nada funcionó; lo último que pudo hacer fue dejar una nota al pie de la entrada de su casa, en ella escribió el fin de su relación y un ya no te quiero. Esas fueron las palabras que acabaron con todo y ella, al leerlas, acudió con Verdad en busca de consuelo.


Ella estaba enloquecida por todo lo ocurrido y pensaba que la confesión era poco sincera, se quejó por varias noches, entre llantos y gritos desesperados. Verdad, que tenía la información de primera mano, decidió decirle a Ella la razón de la ruptura: Él tenía a alguien más y, efectivamente, no la amaba más. Ella sintió el peso de cada palabra, la traición, el engaño y la decepción; por un momento se molestó con Verdad, era difícil pensar en su amiga ocultándole algo tan importante, luego entendió su razón para callar y que era un asunto entre Él y Ella. No tuvo porqué meterla en el medio. Lloró hasta quedar satisfecha, tanto la decepcionó que no quedó nada de su amor para él y decidió no verlo de nuevo. Él se quedaría como un recuerdo, uno agridulce.


Verdad me contó todo en una noche y sé que sigue distanciada de Mentira, hace ya un tiempo no se topan las caras. La última vez, Mentira le dijo: “No te preocupes, Verdad. Esta es la última vez. Te lo prometo”. Verdad sigue sin creerlo y con justa razón. Hay cosas que nunca cambian y palabras que se lleva el viento.


 

Estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Veracruzana y cuenta con carrera técnica en Contabilidad. Es originaria de Xalapa, Veracruz; vive en la ciudad desde su nacimiento. Protagonizó la obra de teatro “Ciahuameztli Nenequi Icihuca” (“La Señora Luna sigue caminando”), monólogo escrito por Ana Iris Nolasco, el cual se presentó el 08 de marzo de 2016. Escribió guion para TeleUV y participó en la realización del Spot de la FILU 2018.

Es apasionada por las artes; la lectura y la escritura la han acompañado a lo largo de su vida. Escribe teatro, cuento y ensayo.


22 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page