No se olvida.
- vaterevista
- 11 oct 2019
- 1 Min. de lectura
MARÍA INÉS FLORES NACHÓN

El 3 de octubre el periódico amaneció en negro. Abel Quezada nos dio las malas noticias con una sola pregunta y un montón de tinta negra: “¿Por qué?”
No lo sé, Abel, no tengo ni la menor idea de cómo contestarte. Han pasado 51 años, ni siquiera lo viví y no puedo olvidarlo. Me lo recuerdan casi a diario, con diferentes nombres, con diferentes tonos, con diferentes colores. Me lo han explicado, lo he entendido, pero en cuanto vuelvo a preguntármelo dejo de entenderlo. No se olvida, Abel, sólo puedo decirte eso.
No se olvida el piso pintado de rojo, el trueno de las armas y el grito de las almas. No se olvida, pero no se dimensiona, no hay forma de concentrar la idea en la memoria. No se puede llegar a dimensionar el grito ahogado de una madre al haber visto tu página en negro. Abel, no puedes llegar a dimensionar la quemazón y el ardor en la piel y en la sangre por el coraje de quien fue callado, a quien le dejaron su voz colgando.
Cuando vuelvas a ver la página en negro, concéntrate en tu reflejo y pregúntate tú, Abel: ¿por qué?
Comments