SERGIO LÓPEZ OLVERA
Háblame de ti, pero no digas nada.
Háblame de tu nombre de estrella y tus ojos lunares,
y háblame tanto más como quieras, pero no digas nada.
Dime que tu piel es tornasol y cambia de color.
Dime que tu risa es ligera, que tus ojos se me esconden,
y todo lo que tu mirada expresa, pero no digas nada.
Cuéntame que tu corazón es grande,
cuéntame que tu tacto es suave, cálido y amable.
Cuéntame lo que ya todos saben, pero no digas nada.
Háblame de tu cabello largo y ondulado,
háblame de cuántos más han quedado atrapados,
y háblame mientras estoy enredado, pero no digas nada.
Dime todo lo que sabía antes de que lo dijeras.
Dime que es correcto y no dejes que me equivoque,
pero te suplico que, por favor, no digas nada.
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