top of page
Buscar
vaterevista

Pesadilla

MARIANA CISNEROS MIRANDA


Las luces lastimaban mis ojos, no podía recordar dónde estaba ni cómo había llegado ahí. Intenté volver a dormir para evitar el ardor en mis ojos e ignorar el dolor que me recorría.


...Íbamos en una carretera, varios coches alrededor, estábamos contando chistes y disfrutando la compañía. Nadie se dio cuenta del accidente que estaba a la vuelta...

Desperté gritando, una mujer vestida de azul intentaba sostenerme en la cama para que no cayera. Decía algo pero yo estaba demasiado alterada y no entendía. Al darse cuenta de que no podría tranquilizarme de esa manera, vi cómo otra persona vestida de azul se acercaba y de pronto todo se tornó borroso.

...Había una pendiente y los coches se destruían en la caída. Nos subíamos a una placa metálica que resbalaba por la pendiente y así evitar rodar y lastimarnos. Había tierra y piedras alrededor de nosotras. Sentía tus brazos en mi cintura para evitar separarnos por la velocidad de la caída...

Podía escuchar a alguien hablando, aparentemente de mí.


-Sus signos vitales están estables. Me preocupa su nerviosismo y las pesadillas pero son reacciones normales ante tales sucesos.


- ¿Ya puede irse o deberá permanecer más tiempo aquí?


Intenté moverme, en vano. Me dolían las articulaciones, sentía un gran peso en ellas; la cabeza me zumbaba y los ojos me ardían. Quise hablar para que las personas que estaban cerca pudieran oírme, pero no logré más que causarme una molestia en la garganta.


-La mantendremos en observación antes de dar el alta. Fue un trauma muy fuerte y podría necesitar revisión psiquiátrica.


Eso último me asustó, ¿qué pudo pasar para que necesite "revisión psiquiátrica"? ¿O no se refería a mí? Dejé de poner atención a las voces, comenzaban a decir cosas que no entendía y la cabeza me dolía al tratar de comprender.

...Estábamos en una casa de fraternidad. Había personas platicando; habíamos llegado a una fiesta, al parecer. Te estaba ayudando a caminar cuando un par de muchachas se acercaron a nosotras, nos ofrecieron ayuda y entramos a la casa...


Sentí un piquete en el brazo, abrí los ojos y vi a la misma mujer que me sostuvo cuando grité. Estaba sacándome sangre.


-Hola, linda. No te asustes, sólo es un poco para revisar que ya estés bien y puedas ir a casa.


La miré con extrañeza, no sabía dónde estaba y ella estaba demasiado segura de que iría a casa. A menos que estuvieras aquí, no tenía cómo irme. Tú eras quien siempre manejaba. ¿Dónde estabas? Me quedé dormida pensando en ti.


...Pasamos varios días en ese lugar, convivíamos con todos. Un día vi que ya muy entrada la noche una chica caminaba hacia el jardín y a la mañana siguiente no apareció. Me dio curiosidad y comencé a prestar más atención a los que me rodeaban...


-Melissa, necesito que despiertes.


Abrí los ojos. Era de noche y la misma mujer que me sacó sangre estaba en mi habitación. Me ayudó a incorporarme en la cama y se sentó en una silla que no había visto.


-Me di cuenta de que nadie ha venido a decirte dónde estás ni qué está sucediendo -. Asentí ligeramente para no ocasionarme ninguna molestia -Estás en el hospital, te encontramos en el estacionamiento con varias heridas e inconsciente. Necesitamos que recuerdes lo qué pasó para poder darte de alta.


Mi mente estaba nublada, no recordaba mucho y menos por qué había llegado al hospital. La enfermera salió de la habitación mientras me quedé pensando, buscando las respuestas a lo que había sucedido.

...Una noche decidí seguir a una chica al jardín, justo a la zona donde desapareció la primera. Lo que encontré atrás de los arbustos fue aterrador, una de las chicas estaba en el pasto, el vaso de alcohol tirado a sus pies, su piel se veía pálida y dura mientras sus ojos estaban abiertos con una expresión de terror. Su garganta tenía una gran herida, al igual que sus muñecas y se veía un poco de sangre seca...

Un grito me despertó, el mío. Estaba sentada en la cama del hospital y había un hombre sentado enfrente con una libreta.


-Melissa, ¿recuerdas qué sucedió?


-No, no exactamente-. Mi voz sonaba ronca y rasposa. El hombre anotó algo en su libreta.


- ¿Qué recuerdas?


-Recuerdo que había sangre y un par de personas mordiendo a una chica en medio del bosque.


El hombre asintió e hizo alguna anotación, se levantó y le llamó a una enfermera, no pude escuchar lo que decían. Salieron de mi habitación y me acosté.

...Días después de encontrar varios cuerpos en las mismas condiciones, llegué a la conclusión de que el alcohol tenía algún tipo de somnífero que impedía que las personas gritaran. Te busqué por la casa, estabas en nuestro cuarto.


-Necesito que permanezcas aquí dentro- abrí el vestidor. - Prométeme que no saldrás hasta que yo venga por ti.


- ¿Por qué? - Tus ojos de duda me observaban, inquietos.


-No puedo explicarte ahora, pero debes escucharme y hacer lo que te digo.


-Melissa, si algo está pasando debes decirme- fruncías el ceño y cruzabas los brazos, consciente que te estaba ocultando algo.


-Algo pasa aquí, no sé qué es pero es malo. No quiero que algo te pase, por eso te estoy pidiendo que te quedes.


-No me quedaré, iré contigo. Así que, habla.


-Eres necia. Ven conmigo pero prométeme que no te alejarás.


-Lo prometo, no tienes que preocuparte todo el tiempo por mí- te sentaste junto a mí.

Te abrazaba mientras recargabas tu cabeza en mi hombro, el olor de tu cabello me tranquilizaba...


Los ruidos en la ventana me despertaron, estaba en otra habitación. Había altas ventanas con barrotes y no había decoración en las paredes. Una enfermera desconocida entró y revisó mis monitores, sin decir palabra volvió a salir pero pude ver que afuera decía "Pabellón psiquiátrico". A lo lejos podía escuchar gritos y algo dentro de mí se alborotó, poniéndome sumamente nerviosa.

...Estábamos cerca de la barra, ibas tomada de mi mano mientras te dejabas llevar por la música. Todos actuaban normal, enfiestados, gritando y bebiendo.


-Deja de estar tan rígida, alguien se dará cuenta que no te estás divirtiendo- sonreías mientras hablabas, esa sonrisa radiante que más de una vez me ha dejado sin palabras. Te sonreía y te atraía hacia mí, besando ligeramente tu frente. Nos acercábamos a la barra, para ver a las personas que se acercaban a tomar. Me llamaron y me alejé un minuto, pero ese minuto bastó para que alguien te diera un vaso y comenzaras a tomar...

Oía las voces pero no estaba segura de quién hablaba, decían que había empeorado y que tenía que quedarme más tiempo. Después de todo lo que llevaba en el hospital ya no importaba si me quedaba un día más o un mes, mi cabeza estaba llena de preguntas, sobretodo acerca de tu paradero.

...Estabas bailando junto a la alberca, me acercaba y percibía el olor a alcohol en tu aliento.


- ¿Clarisa, estás bien? - Ponías tus brazos alrededor de mi cintura y continuabas bailando, dejándote llevar por el ritmo que emitían las grandes bocinas. Dabas un paso atrás y caíamos dentro de la alberca, te reías y disfrutabas del agua, música y alcohol. A lo lejos podía ver cómo dos chicas salían al jardín, con vasos en sus manos y cantando mientras caminaban. Salí de la alberca y corrí tras ellas. Estabas junto a mi, a punto de salir al jardín cuando oímos un grito. Al ver al interior del lugar, había una joven tirada en el suelo con sangre alrededor de su cuello. Hincado junto a ella había un muchacho cuya dentadura se veía modificada, largos y afilados colmillos. Gritabas y todo se salía de control...

Desperté sudando, había poca luz en la habitación y sólo se escuchaban los gritos de los otros pacientes. Miraba a la ventana y te veía, tan hermosa como siempre.


-Clarissa- mi voz sonaba ronca y temía estar imaginándote.


-Melissa, tranquila- tu voz era dulce y melodiosa, te sentabas en la orilla de mi cama. Acomodabas mi cabello atrás de mi oreja y me mirabas, tu rostro cada vez más cerca de mí, tus ojos brillaban, pude ver tus labios y como al momento de separarlos tenías esa dentadura tan aterradora como la que vi en mi sueño. Grité cuando te abalanzaste a mis venas.

…Cuando abrí los ojos, vi tu cuerpo en el piso de madera de la fraternidad, sangre en tu cuello y muñecas. Miraba alrededor y sólo veía cuerpos y pedazos de terror. Oí tu voz por última vez y me desmayé…






78 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Opmerkingen


bottom of page