FRIDA RODRÍGUEZ
No encontraré jamás amor más puro que aquél que brota de tus danzas, simpáticos brincos, con tus falditas
No encontraré jamás besos más tiernos que las lengüetadas en mis mejillas a cada encuentro
Basta una caricia en tu vientre para que tu colita tiemble. Un pedacito de fruta o pollo para hacerte feliz. Basta escuchar tus pasos para que yo sonría.
Mi alma llora cuando aúllas, cuando sufres mi partida, y aunque a veces pido tu silencio, recuerdo que lo único que deseas es estar conmigo.
A veces, cuando siento que me has dejado de amar y que te has olvidado, corro a verte. Noto que, así pase el tiempo, darías veinte piruetas al verme.
Que me reconocerías y amarías,
Argos, tras veinte años ausente.
Que me esperarías en algún sitio
Hachi, tras mi muerte.
Y salimos otra vez al parque y te enamoras en cada paseo y me miras con esos ojos, como si fuera tan perfecto como tú lo eres, como si fuera yo al que habría que admirar.
Como si no hubiese pasado un día. Como si me hubieses perdonado todo. u corazón puro es libre de cualquier rencor.
Canecito, Sargento Pimienta, guardián del día y la noche. Ojalá no me fuese nunca de ti, ni tú de mí.
Bióloga con 24 años de edad. Se considera amante vívida de la poesía desde hace ya 10 años, siendo principalmente seguidora del trabajo literario de amistades, así como de autorías locales. Ha publicado poemas en varios suplementos culturales de Xalapa, Veracruz y la Ciudad de Puebla. Asimismo, dada su carrera, ha tenido distintas oportunidades de realizar publicaciones en prosa.
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