JOSÉ SANTIAGO
“No hay razón más poderosa para evitar el coraje de la lucha que el temor que causa la negación de una verdad”
José Santiago
La tragedia del mundo es desconocer su ignorancia ante la realidad y su inverosímil desigualdad, una obra teatral desgarradora que no logra desvanecer los simulacros de quienes gustan de manipular con sigilo y astucia a quienes ya se encuentran adaptados bajo los lúgubres cielos de las nuevas empresas culturales, comerciales, etc; claudican por presión en todo rubro.
..."Nuestra seguridad se basa en mentiras antagónicas, que surgen como la hierba que envenena. Creemos sin cuestionar, no hacemos práctico nuestro derecho a negar o discrepar, nos sometemos al control general de los países mal llamados primer mundistas,"...
Nos han vuelto insensibles, inseguros, nos han envuelto en enfermedades inventadas para derrocarnos en nuestro poder natural, el de tomar decisiones y asumir nuestra responsabilidad ante el mundo.
El arte no se aleja en absoluto de este concepto. Imitamos, copiamos métodos, técnicas, tenemos el cinismo de ofertar bibliografías extranjeras a los alumnos en las universidades para así convencerlos de manera engañosa que se les otorga a los mejores autores.
En efecto, no hay peor inseguridad, que la de hacerle creer a alguien que en sus manos está la información más adecuada y congruente, esa que aparentemente lo llevará a obtener un conocimiento legítimo y absoluto.
La inseguridad es el reflejo insoslayable de lo adecuado, de los hechos trascendentales, de la armonía académica. Especulamos y hablamos de verdad cuando no hemos tenido la fortuna de acercarnos un poco a su inconsistencia y sus posibilidades.
Vivimos bajo un régimen radicalizado, mal intencionado, proveedor de pánico y dudas. Un régimen cuya potencia es la de destruir y generar creencias abyectas, absurdas y patentadas bajo el símbolo capital del dinero y su abuso.
El artista ha creído, mesianiánicamente, que no es posible proponer sin disponer de ese efectivo que, incongruentemente, provee el Estado o la federación. Nos alejamos de la fantástica mente creativa, para convertirnos en un papel rígido y adaptado a las conveniencias y convenciones que imponen quienes por extraña razón, ocupan un lugar importante en las instituciones calificadoras.
Nuestra seguridad se basa en mentiras antagónicas, que surgen como la hierba que envenena. Creemos sin cuestionar, no hacemos práctico nuestro derecho a negar o discrepar, nos sometemos al control general de los países mal llamados primer mundistas, que por obvias razones intentan convertirnos en abono para fomentar la estupidez. Basamos nuestra tentación legítima en la radicalización del pensamiento y abastecemos nuestro rigor en verdades a medias.
Eso, mis queridos hermanos, nos mantiene en ese lote abandonado al que, la inseguridad, le da sentido, uno cruel, legitimo por imposición, pero ilegítimo por realidad.
Mientras mantengamos esa incapacidad intacta -que nos inyecta prevalecer y permanecer en las líneas de lo intangible, incongruente e inverosímil, asumiendo cada una de ellas como verdad por el sólo hecho de estar escritas y avaladas por una farsa de sinodales anodinos- mantendremos nuestra fútil y triste posición de entes racionales, antes que la de entes verdaderos.
José Sosa Márquez, también conocido como José Santiago, es un escritor, guionista y actor mexicano. Egresado de la Univerisdad Iberoamericana con la Licenciatura en Comunicación. Cursó talleres de dirección y producción cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba y tomó talleres de fotografía con el maestro Rafael Corkidi en México D.F.
Su carrera profesional es muy extensa, fungió como académico en la Universidad Iberoamericana Santa Fe (México D.F) e Ibero Puebla, en Universidad UVM, Puebla y en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla. Ha sido tallerista en la Vancouver Film School de Canadá.
Es ganador de premios nacionales e internacionales de cortometraje.
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