JOSÉ SANTIAGO
"No existe mayor nostalgia que la de vernos inmersos en nuestra propia historia. Salvamos de a poco los estados lúdicos de nuestra propia agonía y reparamos los espacios agónicos de la nostalgia amiga."
La lucha por la búsqueda de la verdad en la historia del séptimo arte seguirá siendo un tirano despedazando al mundo con sus garras intangibles. Para muchos, los hermanos Lumiere fueron pioneros de dicho medio, aunque con claridad se nos presenta su infame realidad. Ellos no tenían intención alguna para ver en esa “caja mágica” un negocio próspero, lo veían como un simple hobby para entretener y sorprender a los invitados. Después vieron como negocio la venta del equipo, pero jamás los contenidos. Fue hasta Melies que el arte toma fuerza dramática y lenguaje visual, un mago vio en el nuevo invento la posibilidad de sorprender al espectador más allá de sus actos escénicos en vivo.
Las imágenes insoslayables con las que se representa al séptimo arte son justo las de Melies, la luna viva y aquel viejo cohete que lleva a los sutiles pasajeros a conocer la magia del pueblo lunático. Contar por primera vez una historia guionada con principio, clímax y final. Historias que ya dejaban en el espectador una ganancia fantástica que le permitía comprender de otra forma la realidad.
Si bien los hermanos Lumiere hicieron cientos de cineminutos o primeros cortometrajes como el bebé comiendo, el hombre regando el jardín, lo que los hace sorprendentes es el detalle de los 24 cuadros por segundo, que más adelante distinguiría al cine. Las 24 fotografías que quedan plasmadas de un caballo corriendo y en las cuales se abre la caja de Pandora para la futura creación de historias contadas en el mundo entero.
Por otro lado, en Estados Unidos, Alva Edison peleaba la patente de este invento que permitía, a través de la luz, ver imágenes plasmadas sobre una pared. La lucha legal por este nuevo invento se volvió dura y en ocasiones desproporcionada, pues ninguna de las partes cedía un paso. Así, los Lumiere, aprovechando esta lucha, comienzan a vender la caja mágica a los países de América, entre ellos México, cuyas vistas, como se les llamaba entonces, permitían a la historia ser contada desde una aparente verdad; esto es, legaron la fortuna de captar en una imagen en movimiento a los actores de la historia de muchos países del mundo. En este caso, Don Porfirio Díaz, que junto con el ingeniero Salvador Toscano, plasman al dictador a caballo en Chapultepec, bajando las escaleras de Reforma, juntas de cuartel, etcétera. Salvador Toscano, junto con dos de sus sobrinos, logran dominar el nuevo y mágico aparato para así contar lo que sucedía en esos momentos históricos. Gracias a que su ideología comenzó a chocar podemos ver imágenes de los diferentes bandos de la Revolución y es así como gracias a esa escisión de ideas, podemos tener las vistas de Emiliano Zapata, Francisco I. Madero y Carranza, entre otros muchos próceres de la historia. La partida del dictador Díaz hacia Francia, a donde su amigo Toscano lo acompañó para filmarlo en la Europa de sus sueños.
"...si mantenemos la cordialidad y la pureza de los realizadores, seguiremos hablando de éste como el séptimo arte, por los siglos de los siglos. "
Si bien el cine nos ha permitido aprender de los contextos sociales, también se hizo una herramienta esencial para la denuncia, la expansión de la filosofía, las nuevas formas de ver al arte como el existencialismo y el expresionismo, entre muchos otros actos escénicos que permitieron a gran parte del mundo conocer la realidad de esos lugares que en ese momento eran lejanos, muy lejanos.
La denuncia visual de Chaplin, quien encuentra en la fortuna de la falta de voz una unidad universal que permitía a quien lo veía, sin importar el lenguaje, mostrarlo como un fenómeno que hacía reír al espectador, criticando al sistema capital y sus dictadores feudales que veían en sus obreros a una especie de esclavo moderno. Como en Metrópolis de Lang, que encendía los motores del futuro haciendo una crítica perfecta de la imperfección del sistema cambiante y dominante, dejando a un lado el sentido humano, para abrirle paso a la tecnología y su imparable labor destructiva.
El Acorazado Potemkin del genio Sergei Eisenstein y su yuxtaposición de imágenes, analogando a obreros con ganado. Crítica de la época. El gabinete del Dr. Caligari, de Robert Wiene, que muestra al mundo la Alemania floreciente con su expresionismo dramático. Un demente doctor, que sacudido por sus pensamientos obsesivos, termina moviendo los hilos de un destino intangible, volviéndolo un hipnotista que acaba con otros para lograr su fin científico.
El cine nos regala todo tipo de géneros y detalles, el maestro Kubrick y su Naranja mecánica, o su Barry Lyndon, que por primera vez ilumina un genio una de sus grandes escenas con sólo velas. El genio que presentó a los actores populares de la época convirtiéndolos en una excelsa locura.
Así muchos más han llegado, Scorsese, Burton, cientos de ellos.
Hoy llegamos al nuevo legado digital que nos abre opciones distintas y fantásticas . Hoy que se tocan temas de todo tipo: sociales, culturales, biográficas, políticas, etcétera. En efecto, si mantenemos la cordialidad y la pureza de los realizadores, seguiremos hablando de éste como el séptimo arte, por los siglos de los siglos.
José Sosa Márquez, también conocido como José Santiago, es un escritor, guionista y actor mexicano. Egresado de la Univerisdad Iberoamericana con la Licenciatura en Comunicación. Cursó talleres de dirección y producción cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba y tomó talleres de fotografía con el maestro Rafael Corkidi en México D.F.
Su carrera profesional es muy extensa, fungió como académico en la Universidad Iberoamericana Santa Fe (México D.F) e Ibero Puebla, en Universidad UVM, Puebla y en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla. Ha sido tallerista en la Vancouver Film School de Canadá.
Es ganador de premios nacionales e internacionales de cortometraje.
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