ALFREDO ÁLVAREZ
Amado por varios, odiado por muchos, Lars Von Trier es sin duda uno de los directores más controversiales de la época. Nació en Copenhague, el 30 de abril de 1956. Desde muy temprana edad Trier se inclinó por el cine. Su primer cortometraje fue un stop motion que creó y filmó por su cuenta en su niñez, y que podemos encontrar sin mucho esfuerzo usando el internet.
El manejo de su fotografía y la composición estética que utiliza es una metáfora de abstracción mental sobre los sentimientos humanos. Influenciado por Dryer, Ingmar Berman y Tarkovsky, Lars Von Trier se ha esforzado por crear un estilo único, considerado pedante para algunos, que lo representa a nivel mundial.
Teología, sexo, sufrimiento, decadencia, política, muerte, nihilismo, amor, venganza e inocencia son los temas que el director usa como recursos para su narrativa. Citándolo: “El cine debería sentirse como una piedra en el zapato”. El cineasta busca incomodar al espectador, ¿pero realmente lo ha logrado?
Tomemos dos ejemplos. Por un lado, en la cinta Los idiotas, la cual relata la historia de un grupo de jóvenes que pretende tener alguna clase de trastorno mental para aprovecharse de los demás, el director transmite el sentimiento de repulsión hacia lo diferente al mismo tiempo que retrata la naturaleza de los seres humanos; a raíz no somos más que depredadores buscando aprovecharnos de la debilidad y sacando ganancia de los demás.
Por otro lado, en Manderlay, cinta sumamente controversial, busca que el espectador reaccione ante la postura sumisa de sus personajes. Una serie de esclavos afroamericanos, los cuales saben que la esclavitud fue abolida y siguen con su vida diaria, sirviendo sin cuestionar a su amo.
El discurso del director no siempre se entiende como él lo quiere reflejar, existen casos donde las películas son totalmente malinterpretadas por la audiencia o donde los finales no son en realidad lo que el espectador espera. Lo mismo pasa con lo esta idea de “incomodar al espectador”. Objetivamente, ambas cintas deberían ser incómodas, aunque en el imaginario colectivo actual, la sensibilidad es muy tenue, incluso nula ante la humanidad. Aquí yace lo controversial del director, algunos lo vemos como un artista intentado reflejar los problemas y sufrimientos de la humanidad, mientras que otros lo vemos como un pretencioso cineasta que sólo se quiere hacer notar explotando partes de la vida sensibles para los demás.
Desmenucemos ahora una de sus obras, Melancholia. La cinta parece algo improvisada, como si hubiera sido filmada sobre la marcha pero con una idea principal en todo el filme: que para una hermana el fin del mundo es una fiesta, una boda, una familia, una sociedad y para la otra, el fin del mundo es la incertidumbre de una lista de catástrofes posibles en su crisis mental y su poca estabilidad emocional. Analizando esta premisa, la cinta falla en su propósito general, no incomoda en lo más mínimo, por lo menos yo no encuentro cómo.
Cabe resaltar que para muchos, Melancholia no es una mala película y en realidad no lo es. A lo que hago alusión es a que como cinta de Lars Von Trier, pierde su cometido. No parece propia, es ajena al discurso del director. Caso contrario a su predecesora Anticristo, la cual te incomoda desde la primera secuencia.
Por lo tanto sugiero al lector, ver las obras del director en dos aspectos: uno, buscando la expectativa de incomodidad con alguna de las ideas principales del filme; y dos, sin prejuicios, sólo por el nombre del controversial cineasta. Como lo mencioné anteriormente, los gustos del espectador y el discurso del director son subjetivos, cada uno de nosotros tiene la decisión de llamar a una película buena, mala o mediocre. Si eres ajeno al director, te recomiendo que comiences viendo estas dos opciones: Los idiotas o Dancer in the Dark; si alguna es de tu agrado sigue con sus demás cintas; por el contrario, si te resultan aburridas, malas o pretenciosas, este director no es para ti.
Egresado del Centro Iberoamericano de Estudios de Foto y Cine. Ha trabajado como productor, director, guionista y sonidista en varias producciones cinematográfica. Su primer libro se publicó a principios de 2019, cuenta con 2 reconocimientos a nivel internacional por sus libros y más de 30 reconocimientos en cine. Actualmente es el jefe del departamento audiovisual en Barakarte S.A de C.V
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