top of page
Buscar
vaterevista

¿Cómo diablos se habla en la ciencia ficción?

ALFREDO ÁLVAREZ


Basado en el ensayo: “The Writing of Sciencie Fiction” de Isaac Asimov


Si preguntas “¿Deberíamos estar en el espacio?” Haces una pregunta sin sentido. Estamos en el espacio. Vamos a estar en el espacio.

Isaac Asimov

Al igual que cualquier rama literaria o género cinematográfico, la ciencia ficción cuenta con su propia jerga única y especializada, que los escritores más duros del género explotan al máximo, sin prestarle la más mínima atención a si el lector es o no consiente de todos estos términos. Es común que un lector primerizo se confunda al tener su primer acercamiento con la ciencia ficción, sobre todo si no llega al libro o película adecuada.


Tomemos como ejemplo uno de los debates más comunes entre rookies: la diferencia entre “androide” y “robot”. Imaginemos esta situación: Un lector, el cual ha dado sus primeros pasos en la ciencia ficción se encuentra con un libro que maneja ambos términos. El lector se siente confundido porque no sabe cuál es la diferencia entre los personajes que son androides con los que son robots.


Sin tomar en cuenta a los lectores avanzados y los agentes especializados, es muy poca la población que puede inferir la diferencia entre los dos términos. Es verdad que la cultura popular lo ha manejado en el cine y la literatura, pero ¿en verdad prestamos atención? La desinformación es real y afecta a muchos, pero no se preocupe, para eso es este texto.


Androides


La palabra “androide” posee un origen etimológico griego, al estar constituido por anthropos (ser humano) y el sufijo “-oide” (forma); por consiguiente “antropoide” significaría “con forma humana”. ¿Conoce usted la historia detrás del uso de este término?


“Antropoide” ingresó en el lenguaje vulgar durante los últimos siglos, cuando los europeos se dieron cuenta de que había simios en África y en el sudeste asiático. La palabra “simio” fue usada originalmente para designar a los monos berberíes sin cola de África del norte. Los de las nuevas especies –chimpancé gorila, orangután y diversos gibones- son también simios, puesto que no tienen cola, pero son de apariencia mucho más humana que los berberíes. Se distinguió entonces a los nuevos simios de los ya conocidos llamándolos “simios antropoides”.


Como en inglés –tomando este idioma porque es el que contiene la mayoría de obras del género y además es uno de los idiomas pioneros en la ciencia ficción- hay una tendencia a acortar y simplificar el lenguaje, suele dejarse de lado el sustantivo de las composiciones de adjetivo y sustantivo de uso frecuente, empleándose el adjetivo solo como sustantivo. Eso es mal visto por los que hacen uso minucioso del lenguaje pero se lo sigue haciendo permanentemente. Por ejemplo, algunas personas le llaman a los simios “antropoides”, en contradicción absoluta con el verdadero significado de la palabra. La palabra educada para decir “con forma de simio” es “pitecoide”, de pitekos, que significa “simio” en griego.


La palabra griega andros significa “hombre”, y designa al humano macho por oposición a la especie en general. La palabra “androide” representa “con forma de macho”, pero es generalmente usada en el sentido de “con forma humana”, con la indiferencia negligente que caracteriza al machismo lingüístico. Recordemos que la mayoría de las palabras en nuestro idioma son de carácter masculino.


Ahora bien, si un científico introdujera un artefacto que tuviese la forma y apariencia de un ser humano e imitara el funcionamiento de un ser viviente, el nombre correcto para él sería “artefacto antropoide” o, usando el adjetivo solo, “antropoide”. Este término no es usado, probablemente por su sabor simiesco. En vez de eso, el ser humano artificial es “un artefacto androide” o “un androide”.


Estrictamente hablando, un androide habría ser un artefacto con apariencia de ser humano macho. Uno con apariencia de ser humano hembra sería un “gineoide”, de la palabra griega gyne, que significa “mujer”. Sin embargo, nunca se ha visto que alguien se refiera al artefacto con apariencia hembra como “gineoide”. “Androide” es empleada para los artefactos que imitan a cualquiera de los dos sexos, o que son neutros. Además cuando se introdujo el término, el concepto de sexualidad fuera de los humanos era nulo, algo que en la actualidad ya comenzamos a percibir como en obras como Her, Ghost in the Shell, Dragon Ball Z, entre otras.


Robots


Pero si un androide es un ser humano artificial ¿dónde está la parte del “robot”? En 1920, el dramaturgo checo, Karel Capek, publicó una obra llamada R.U.R, que fue representada por primera vez en 1921 y traducida al inglés en 1923. Las iniciales “R.U.R.” significaban “Robots Universales de Rossum”. Rossum es el nombre del inglés que produce en la obra una línea de seres humanos mecánicos en gran escala destinados a realizar todo el trabajo del mundo.


¿Por qué “robot”? Porque viene de la palabra checa rebota, que designa a aquel que está sometido a una servidumbre involuntaria, en otras palabras al “esclavo”. Al traducir la obra al inglés, lo apropiado habría sido traducir “robot” por “slave (esclavo)”. Pero “slave” es una palabra usada comúnmente para los seres humanos y sería entonces difícil distinguir entre las variedades natural y artificial. No siendo “robot” una palabra inglesa, se la pudo dejar totalmente sin traducir y emplearla para la variedad artificial, distinguiéndola de la natural.


La pieza de Capek aportó la palabra “robot” no sólo al inglés, sino a todas las lenguas en las que se escribe ciencia ficción actualmente –deseo creer que se escribe ciencia ficción en todas las lenguas habladas vivas.


Estrictamente hablando, tanto “robot” como “androide” remiten a seres humanos artificiales y podrían ser sinónimo, pero en las muchas historias de robots que aparecieron en las revistas de sci-fi de 1926 en adelante los robots estaban hechos –casi siempre- de metal. Como consecuencia de esto, “robot” pasó a designar específicamente un ser humano artificial hecho de metal en su mayor parte o en su totalidad.


Todo ser humano artificial hecho de substancias que se parecen más a los tejidos humanos conserva el viejo nombre de “androide”: ésa es la diferencia entre las dos palabras. Y he aquí una ironía: los seres humanos artificiales que aparecen en la pieza de Capek, donde se inventó la palabra “robot” no eran robots per se, sino androides.


Humanoides


Si nos vamos más a fondo a la raíz, podemos tomar la palabra griega automatos, que significa “que actúa por sí mismo”. Todo artefacto que actúa por sí mismo y no requiere la dirección constante de un humano es llamado “artefacto automático”. Podemos imaginarnos entonces que un ser humano artificial sea llamado artefacto automático, y, por omisión del sustantivo, “un automático”. Pero “automática” se obtiene por omisión del sustantivo de “pistola automática” y remite a un arma que se carga sola. Por eso se usa la palabra emparentada “autómata” para un ser humano artificial. Sin embargo, “que actúa por sí mismo” parece implicar que se mueve siguiendo un plan fijo sin mucha o sin ninguna libertad de movimiento. Consecuentemente, “autómata” tiende a usarse para un androide o robot (o, llegando el caso, para un ser humano) sin mucha, o sin ninguna, inteligencia. Como los robots de la ciencia ficción tienen generalmente bastante inteligencia, “autómata” no es muy usada.


¿Y el latín? La palabra homo significa en latín “hombre” y de homo se deriva el adjetivo humanus, de donde viene nuestro adjetivo “humano”. Podemos hablar entonces de “seres humanos” o, por omisión del sustantivo, de “humanos”, pero entonces, ¿no sería acaso todo objeto artificial de forma humana un “humanoide”? Pues sí, pero “androide” ya ocupó el lugar. Así, en el sci-fi “humanoide” se usa habitualmente para una criatura viviente de forma humana, es decir un ser que fue procreado o que provine de una evolución y no de una fabricación artificial, pero cuyo nacimiento o evolución se produjo en otro planeta y no en la Tierra.


Estrictamente hablando, toda especie que evolucionó en otro planeta distinto al nuestro es un extraterrestre, pero en la ciencia ficción el uso del término se restringe habitualmente a las especies inteligentes. Si se trata de una especie que tiene apariencia humana, es también un “humanoide”.


Es por eso que en muchas–si no es que en la mayoría- historias de ciencia ficción los extraterrestres son muy parecidos fisiológicamente a los seres humanos y no es de sorprender, los humanos somos una especie sumamente ególatra. ¿De qué otra manera veríamos al universo si no es a nuestra semejanza?


Monstruos


La palabra latina monstrum significa “augurio que advierte contra las desgracias”, proviene de monere, “advertir”. Los animales o los seres humanos que nacieron deformados son considerados como advertencias divinas de desgracias futuras, y coloquialmente las llamamos “monstruos”. Mary Shelley –una most read en el mundo de la literatura- usó el término para el ser enorme y deformado que Frankenstein hizo con pedazos de cadáveres, y así fue que el “monstruo de Frankenstein” nació. A causa de la influencia de ese libro, la palabra “monstruo” es usada para cualquier objeto viviente que sea anormalmente grande y terrorífico. De ahí la sub-categoría de feature creature.


La palabra golem designa en hebreo una masa sin forma a la que todavía no se dio vida; esta representación se acerca a “monstruo” en el sentido de Frankestein. La palabra árabe ghulam, emparentada con la anterior, significa “sirviente” y en este sentido se acerca a “robot”. Pienso que un “golem” sería un robot al que se le dio vida usando un conjuro mágico en lugar de principios científicos.


Existen muchos más términos en el vocabulario de la ciencia ficción, una sola nota no daría capacidad para contenerlas todas, pero es a partir de este punto donde usted como lector podrá despegar, tomar un libro de ciencia ficción, ver una cinta cyberpunk, probar un anime futurista, y sin duda ya no será llamado dummie.


 

Egresado del Centro Iberoamericano de Estudios de Foto y Cine. Ha trabajado como productor, director, guionista y sonidista en varias producciones cinematográfica. Su primer libro se publicó a principios de 2019, cuenta con 2 reconocimientos a nivel internacional por sus libros y más de 30 reconocimientos en cine. Actualmente es el jefe del departamento audiovisual en Barakarte S.A de C.V

31 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page