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Believe the Hype

ANDREA ZAMUDIO PALAFOX



El contraste de opiniones que se sugiere al plantear la interrogativa en torno a si el grafiti debería ser considerado ‘arte’ o no, ha ido cambiando desde el momento en el que surgió este movimiento. Una manifestación gráfica revolucionaria, originada de la indagación hacia una forma de liberación expresionista entre aquellos con opiniones de naturaleza anarquista y oprimidos por un régimen que no permitía una libre exteriorización de aquellas opiniones en contra del sistema, se ha mantenido como la misma corriente innovadora y popular, persistiendo hasta el día de hoy con más apoyo colectivo que nunca.


Sin embargo, el grafiti moderno sufrió una ligera alteración en este proceso de cambio, en el que el anarquismo del movimiento punk del Reino Unido y su uso de la ironía como arma de doble filo en contra del gobierno, fue reemplazado por una búsqueda de reconocimiento personal, con el uso de nombres o seudónimos como etiquetas de territorio callejero en los años setentas en Estados Unidos, específicamente en la personificación de la concentración de la urbanidad: el metro suburbano de la ciudad de Nueva York. Gradualmente, estas etiquetas evolucionaron a imágenes, las cuales se fueron desarrollando y alimentando de las aportaciones de la comunidad artística hasta llegar a lo que hoy conocemos como ‘Street art’. El mismo nombre nos revela la aceptación del movimiento. En un término etimológico, se sabe que la palabra ‘grafiti’ deriva del término del italiano, graffiti, plural de graffito, que significa ‘marca o inscripción hecha rascando o rayando un muro’. Aunque el grafiti se encuentra tanto en galerías de los museos de arte más prestigiosos, como en las zonas más demacradas de las ciudades más marginales, la práctica del mismo a lo largo de los años, y su adaptación a tanto las necesidades de expresión de los creadores, como a las incomodidades de los espectadores, han hecho a este movimiento hallar un equilibrio casi ideal, un equilibrio denotado en una denominación un tanto antitética, pero asertiva: ‘arte callejero’.


"Las modas sobrepasan a las ideologías personales, la capacidad económica sobrepasa al conocimiento, la capacidad de tener pensamientos propios y no dejarse influenciar por el ‘qué dirán’ es difícil (mas no imposible)"...

Una innumerable cantidad de artistas han participado en este movimiento de ‘art nouveau’, pero pocos se han destacado. Este prestigioso grupo se conforma de aquellos creadores que con sus obras logran transmitir mensajes significativos, sentimientos, ideales e incluso un despertar empático en sus espectadores con una simple idea plasmada de manera gráfica. Un claro ejemplo es el par de hermanos conocido como ‘Os Gemeos’. No solo fue su estilo, que rompe las barreras de lo estético, lo que les otorgó el privilegio de ser reconocidos globalmente como representantes e iconos del arte callejero, sino también la efectividad de sus obras para llegar y transmitir sus ideologías a quienes aprecien sus creaciones de manera clara y objetiva.


Las obras de Os Gemeos pertenecen a la generación pionera de la introducción de la cultura Hip Hop al país de Brasil, pero la pesada influencia del folklore de su nación permanece constante y sobresaliente en el estilo de las mismas. Las dimensiones exageradas en las que son plasmadas tampoco son coincidencia, sino que son una de las características que resaltan el tipo de impacto que buscan causar en el público. Sus obras suelen diferir en cuanto a los temas que se tocan, encontrando desde retratos familiares, hasta críticas severas de la situación sociopolítica de la ciudad de São Paulo, de donde son originarios. Su expresionismo liberal, en conjunto con la efectividad de las impresiones causadas por sus obras, les han otorgado oportunidades de crear en diversos países de (casi) todos los continentes, ya sea en simples muros de calles sin renombre, o exposiciones a nivel global. Una de éstas fue la exhibición “Viva la Revolución: A dialogue with the urban landscape”, organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, en el año 2010. Es aquí donde su obra “Don’t Believe The Hype” es presentada. Estelarizando una escalera formada de múltiples personajes y el título de la obra siendo escrito por uno de ellos, es en mi opinión una de las obras de esta exposición que mejor encarna el mensaje que se buscaba transmitir.


Pienso que es una obra que hace uso de un código cultural de una manera totalmente metalingüística, en la que el uso sutil de la ironía y la contradicción es usado como canal para comunicar una idea que parece objetiva a los receptores, pero que manipula la idea preestablecida con la que contaban para apreciar su trabajo. La composición de la obra juega un papel importante, pero que puede ser inconscientemente interpretado de más o de menos. El suponer que el orden en el que los personajes están acomodados uno sobre otro fue detalladamente planeado, y es esencial su análisis para una comprensión a fondo del mensaje es un claro ejemplo de esta interpretación abierta a la subjetividad de quien la observa, ya que puede o no ser cierto. Y el hecho de que las opiniones difieran, es lo que le otorga esta riqueza al proyecto. Sin embargo, sin tomar en cuenta por el momento la infinidad de significados que puedan encontrarse hasta en el mas mínimo detalle de la obra, la esencia del mensaje de la misma radica en lo establecido a simple vista, el qué nos quiere decir: don’t believe the hype. A primera vista me fue imposible no dirigir la mirada instintivamente hacia la frase escrita en grafiti, dentro de un grafiti; una frase con una obvia crítica y oposición directa a todo lo esnob. Con un origen latín, el término “sine nobilitate” (sin título nobiliario) era una manera un tanto despectiva de referirse a aquellos que aparentaban ser algo que no son, que buscan ser, imitar o asociarse a grupos de mayor estatus social, y por lo tanto rechazaban sus procedencias. Aunque este significado surgió desde el año 1923, el término sigue siendo certero y verídico. En la era en la que vivimos, se vive con la idea de no ver más allá de la idea de que la convergencia de los estatus sociales, económicos y políticos es el eje central del valor otorgado a una persona. Las modas sobrepasan a las ideologías personales, la capacidad económica sobrepasa al conocimiento, la capacidad de tener pensamientos propios y no dejarse influenciar por el ‘qué dirán’ es difícil (mas no imposible) de impartir y conservar en las mentes de aquellos que buscan un ‘qué seguir’, no un ‘qué crear’. Mi interpretación de la obra se basa en este argumento, que, al entrar a una galería popular para una exposición de arte insurrecto, se crea una imagen casi automáticamente. La mente crea una unión de todos los conceptos asociados: rebelión, anarquía, individualidad, popularidad, vandalismo, y ¿arte? Se vuelve a lo que inicio la cuestión en sí, ‘si veo grafiti en el muro de un edificio es vandalismo, crimen e ilegalidad. Pero si veo el mismo grafiti en el muro de un museo, es arte. ¿Es mi opinión propia, o lo que alguien más me hizo pensar, pero verlo como propio?’ Es exactamente eso lo que ‘Don’t believe the hype’ busca transmitir, en mi opinión. La moda del arte callejero los colocó en un museo renombrado. Pero el llegar y observar que una moda te dice ‘no sigas lo que la moda te dice’, causa un conflicto que podemos o no notar al instante, pero que está ahí. Una antítesis clara, una oposición de conceptos, un mensaje que te hace pensar por ti mismo, es la esencia, alma y mensaje de esta obra. Pero claro, es una opinión propia, y no debería influenciar en la opinión de quien se encuentre leyendo este texto, sino que debería exonerarlo a buscar el trabajo de Os Gemeos, y crear su propia interpretación.


Sin olvidar claro, don’t believe the hype. Al fin y al cabo, no es más que un grafiti.


 

Artista autodidacta originaria de la Ciudad de México, actualmente residente en Puebla como estudiante de Diseño de Interacción y Animación en la Universidad Iberoamericana.

2015 - 2017 – Estudiante voluntaria en el INECOL, Instituto de Ecología (dependiente del Conacyt) en proyecto de química biocomputacional a través de arte y gráficos computarizados.

2017 - Graduada de curso de ingeniería en gráficos computacionales y modelado tridimensional en la Universidad de Pensilvania.

2015 – 2018 Diseñadora de ilustraciones y programadora de back end para proyecto Build It Yourself – programa lidereado por John Galinato, Universidad de Cornell.

Programadora y diseñadora de páginas web y logotipos para instituciones privadas y clientes independientes.



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