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Cuando el arte se rompió para pegarse por fin.

JOSÉ SANTIAGO



“Cuando desperté, me vi parado en aquél horizonte hueco, un cigarro de marihuana y una vieja jeringa me llamaban con sigilo y levantaban mi asombro por descubrir lo que podía hacer con el dinero que guardaba en mis bolsillos. Tomé mi motocicleta y me lancé a las carreteras para reinventarme, desestructurarme y aislarme de lo que me hacía tanto daño. El arte ya era efímero, así que alguien debía cambiar las cosas y me puse a desmantelar lo establecido para colgarme en la ventana, esperando a que la muerte me llamara para sentarnos a escribir y a escuchar un viejo jazz.”


José Santiago

No existe mayor alegría para un poeta, escritor o artista que abrazar con fuerza el bello recuerdo vigente de aquellos que, una tarde de verano decidieron cambiar las reglas y estructuras ya gastadas y aburguesadas de esos que, llamándose artistas o escritores, habían acaparado para sus fines particulares, dejando a un lado el sentido caótico y brutal de las palabras y su emancipación para alcanzar verdades duras que sostenían también amores, pasiones y desagrados. Esta generación de niños bien que, cansados por sus vidas adineradas sin conexión con nada, toman el camino de invocarse a sí mismos para jugar con las rendijas lamentables e hipócritas de lo establecido y romper paradigmas. Buscando desestructurarse en el amplio sentido del concepto mencionado.


Herb Caen, periodista conservador, asume de inmediato el acto, no como una posibilidad revitalizante sino como un hecho abyecto y humillante a lo establecido de parte de este grupo de jóvenes conquistadores, curiosos y devastadores que romperían las reglas y las pelotas de aquellos que, por sobre todas las cosas, se sentían protectores holísticos de la poesía, la décima y el verso, aunque éstos llegaran al punto de la vacuidad reglamentada. Este periodista los llama por primera vez y de forma despectiva: “Beatniks”. Esto lo manifiesta después de que uno de los textos manifiestos más importantes de dicha generación ve la luz, “On the Road”. La novela fue escrita por Jack Kerouac, en donde deja clara su filosofía de vida, sus razones y sus formas, para entonces amorales, así como la percepción artística dentro de sus posibilidades máximas.


"Bares con poetas y músicos de jazz, transportando a los escuchas a mundos integrados con drama, violencia, dulzura. Paradojas totales e improvisación en tertulias inesperadas y fascinantes."

Cabe aclarar que el término no fue bien recibido por esta generación; sin embargo y como sigue sucediendo hasta hoy, los medios empujaron visceralmente dicho concepto hasta que la propia sociedad lo adoptó y permaneció vivo durante todo su proceso y su escandalosa forma de vivir.


Jóvenes que vestían de formas diferentes, burlándose de los estereotipos, muchos calificados como holgazanes (lo que sigue sucediendo hoy día en la vida de un artista que no se esclaviza ocho horas diarias en una oficina y por ende es catalogado como un huevón), una vida sexual desenfrenada y consumo de drogas, sobretodo de la heroína.


Caen, fue un periodista que ganó en su momento un premio Pulitzer, por supuesto, eso le daba un mayor peso ante los ojos de los intelectuales más reconocidos. El término fue una especie de burla pensada, lo tomó del Sputnik, primer satélite artificial, lanzado por la entonces Unión Soviética. Más adelante se especularía que serviría como una amenaza nuclear. Para este periodista conservador la analogía era perfecta, pues la combinación de los términos beat y nudnik, términos Idish o yiddish, ambos judíos que significa “aburrido”, hizo que, en primera instancia los vieran como jóvenes con costumbres no estadounidenses y, en segundo lugar, generó un rechazo, para que éstos no ingresaran en los anales de la historia como posibilidades artísticas y líderes de opinión.


Así pues Allen Ginsberg, una de las figuras insoslayables del movimiento generacional artístico Beat, ante la intolerancia del ya nombrado periodista, envía una carta al famoso diario New York Times para desmentir y provocar a Caen, dejando clara la postura de esta generación: “Nosotros somos poetas, artistas sin fines de emanciparnos en la lujuria del poder, ustedes los medios son y serán por siempre unos lavadores de cerebros. Ustedes están molestos porque les hubiera encantado haber sido ustedes los productores de este movimiento generacional, pero somos contraculturales y ustedes, eso no lo conocen.”


..."una generación contracultural, antiautoritaria, antimaterialista y anticapitalista pone de cabeza no sólo a Estados Unidos de América, sino al mundo de las letras en todo el globo."

Es por esto que la diferencia existe entre el término Beat y Beatnik, el primero se conjura en la cultura, en el arte, la lectura y la escritura, mientras el segundo en la actitud de mucha parte de dicha generación (violencia, drogas y excesos). ¿A caso no ha sucedió lo mismo con la generación X y los Millenial?. La historia, decía Karl Popper, tal vez es incorrecta y seguimos repitiendo los mismos errores.


Cabe destacar que el movimiento tenía como principal causa la literatura antimaterialista y eso causó enojo en quienes ya acomodados en sus sillones de oro, veían una amenaza total en ellos. Bares con poetas y músicos de jazz, transportando a los escuchas a mundos integrados con drama, violencia, dulzura. Paradojas totales e improvisación en tertulias inesperadas y fascinantes.


Los principales personajes de éste movimiento (Y he de detenerme aquí mismo, hermano lector, ya que he de escribir de quienes mi mente y mi pasión por esta generación me lo permita e investigaré por otro lado, para que usted tenga las posibilidades máximas para leerlos y no me salgan conque mi texto es un copy- paste, creyendo que pertenezco a una generación de incultos que no hacen nada por leer):

Uno de los principales -y quien me ha gustado mucho más que otros- es William S. Burroughs, quien leyendo Guillermo Tell, colocó una manzana en la cabeza de su esposa y la mató de un tiro en la cabeza, sin dejar de ser este absurdo un acto poético, aunque me lo critiquen. Bajo la circunstancia de la realidad de esta generación beat, vivió en México en la zona Rosa y mandaba cartas a Ginsberg escritas en papel higiénico, Allen Ginsberg, erudito poeta que se comunicaba mucho con Burroughs y transmitía una forma nueva y refrescante de expresar verdades emocionales a través de sus textos. Por supuesto el gran Jack Kerouac, escritor y autor de On the Road; Timothy Leary, psicólogo y analista extraordinario, que en las pantallas de la televisión mexicana, Andrés Bustamante hacía una parodia de éste personaje; y Neal Cassady, quien fue mejor conocido por la novela de Kerouac con el personaje de Dean Moriarty.


Generación de ruptura, gracias a ellos la música y las letras cambiaron, se volvieron más honestas, menos elitistas, más para todos. Bob Dylan, Jim Morrison, The Doors, The Fugs y The Beatles, encarnaron, después de ellos, el siguiente proceso.


Así pues, una generación contracultural, antiautoritaria, antimaterialista y anticapitalista pone de cabeza no sólo a Estados Unidos de América, sino al mundo de las letras en todo el globo. Con libros titulados como Still this book que permitió justo el propósito del autor, los jóvenes robaban ese libro, era una especie de reto que asumió esta masa de jóvenes que querían ser escuchados y cambiar las letras burguesas por una escritura para todos. Esta generación que viajaba por carretera recolectando basura y después la transformaba en murales artísticos; esta generación que mandó al carajo lo establecido en la literatura y abrió las puertas del infierno hacia ellas; una generación que dejó huella y persiste hasta nuestros días. No creo ver otra como ésta, a ellos los apagaron los Hippies, los Hipsters, los roqueros y motociclistas que al sumarse al ámbito contracultural, lamentablemente fueron borrando del mapa a estos locos que encarnaron la posibilidad de crear sin tener que rendirle cuentas a ninguna ley, ni grupo acomodado.


 

José Sosa Márquez, también conocido como José Santiago, es un escritor, guionista y actor mexicano. Egresado de la Univerisdad Iberoamericana con la Licenciatura en Comunicación. Cursó talleres de dirección y producción cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba y tomó talleres de fotografía con el maestro Rafael Corkidi en México D.F.

Su carrera profesional es muy extensa, fungió como académico en la Universidad Iberoamericana Santa Fe (México D.F) e Ibero Puebla, en Universidad UVM, Puebla y en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla. Ha sido tallerista en la Vancouver Film School de Canadá.

Es ganador de premios nacionales e internacionales de cortometraje.

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