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El uso propagandístico de la animación durante guerras y conflictos sociales: una breve historia.

Actualizado: 4 jul 2019

ANDREA ZAMUDIO PALAFOX


“Todo arte es propaganda […], no toda propaganda es arte.”

-George Orwell

“Si no terminamos con la guerra, la guerra terminará con nosotros.”

-H.G. Wells

Desde el inicio de la historia humana, la comunicación ha sido la clave de la supervivencia. Sin ella, el hombre no habría sido todo lo que fue, ni sería lo que es. La Historia es una construcción de mensajes, de hechos y relatos, una compleja red de comunicación entre hombres. Y en este sistema, los conflictos eran inevitables. La diferencia de ideologías y por lo tanto de mensajes, causa esta falta de comunicación, este choque de mentalidades, que desemboca en una cadena de conflictos interpersonales. Y no podemos negar que el ser humano es conflictivo por naturaleza. Es violento y bélico, y causante y víctima de la guerra.


La guerra es indudable e irrevocablemente el mayor mal que aqueja a ese mundo que hemos construido desde los inicios de nuestra historia. No es suficiente decir que muerte, destrucción, hambruna, enfermedad, pobreza y ruina en su máximo esplendor son algunas de las infinitas consecuencias que conlleva. Es la encarnación en tierra de la palabra horror. Pero la naturaleza conflictiva del ser humano no consiste simplemente en luchar entre sí, sino también en buscar maneras de quedar como vencedor ante el resto. Se busca un sentido de pertenencia entre los ganadores, un sentimiento de superioridad y suntuosidad ante los ojos del mundo. Para lograr este objetivo se recurre a un medio sin posibilidad de perder, un medio inagotable, ilimitado: las masas. Es esta una de las razones principales del porqué han tenido más éxito en cuanto a guerras los países con mayor índice poblacional, estadísticamente. Sin embargo, nunca ha sido sencillo lograr la divulgación de un mensaje a un público de grandes magnitudes. ¿Cómo llegar a estas multitudes de una manera accesible así como abarcadora? Durante años se buscó una respuesta a esta incógnita, y fue hasta finales del siglo XIX, con la invención de la proyección fílmica, cuando se encontró la solución perfecta. Hasta entonces, la manera de comunicarse había partido del habla y la difusión oral con los pregoneros y evolucionado hasta el inicio de la prensa con la libertad de imprenta en el siglo XVIII, pero las necesidades del humano son lo que da origen a las invenciones, y fue la necesidad de un nuevo medio de comunicación que funcionara más eficientemente, la razón para que un nuevo arte surgiera, el arte cinematográfico. Sin embargo, creaciones que reflejaran la vida bien conocida por el hombre no era suficiente para el público. Se buscaba fantasía, creaciones nuevas, una realidad creada por el hombre que no fuera parte de nuestro mundo. Dar vida, crear vida, animar lo no vivo. La animación.


Esto comenzó con juguetes ópticos, por físicos y artistas, desarrollando técnicas de dibujo y de plasmado de imágenes en movimiento, la animación ha pasado por todo un proceso de manipulación y alteraciones hasta ser lo que conocemos hoy en día. Y claro, el objetivo ha sido, es y seguirá siendo la clave: transmitir un mensaje. Pero la manera en la que se consigue esta comunicación es lo que ha otorgado tanta libertad al artista, no hay límites en contra de que puede o no hacerse, no hay reglas ni parámetros, y sobre todo, no hay límite en cuanto a espectadores. Retomando lo anteriormente mencionado, la búsqueda de una manera para comunicar mensajes a grandes masas fue resuelta con el cine, la animación y, unos años más tarde, la transmisión televisiva por cable. No es coincidencia que los años en los que el desarrollo de nuevas técnicas para estos medios comunicativos audiovisuales estaba en gran incremento, hayan sido también los años en los que estalló la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial. Con nuevas maneras de comunicarse, surgieron nuevos choques de ideas. Era proporcional, mientras más maneras encontrara el hombre de hacer llegar su mensaje y más personas lo recibieran, más desacuerdos habría. Pero la cúspide de la relación conflictos-cine, no llegaría hasta la década de los 40, cuando el mundo estuviera en la mayor guerra jamás presenciada, y el cine y la animación llegaran a su mayor y mejor desarrollo hasta entonces.


Aunque la Segunda Guerra Mundial tuvo inicio en 1939, los estudios cinematográficos estadounidenses de Disney, Metro-Goldwyn-Mayer y Warner Bros. sacaron a la luz cortometrajes de naturaleza propagandística pocos meses antes. Ferdinand The Bull de Disney (1938) y Peace on Earth de MGM (1939), fueron piezas animadas pacifistas o antiguerra, en donde los personajes principales son animales, víctimas de la violencia humana y que apelan a la piedad y compasión del espectador para crear un sentimiento de empatía. Por el otro lado, Porky The Gob y What Price Porky (1938), de Warner Bros, fueron cortometrajes con el puerco Porky como personaje principal, de naturaleza satírica y cínica en donde las situaciones son violentas, de enfrentamiento y los antagonistas son claras referencias a los enemigos de la nación. En Porky the Gob, un barco de la Marina es atacado por un submarino pirata, por lo que Porky debe defender a la tripulación contratacando con misiles y torpedos. Es condecorado con una medalla de heroísmo nacional. Estados Unidos, durante esos mismos años, buscaba maneras de llamar a más gente a que se uniera a la Marina, y qué mejor recompensa que ser héroes patriotas. Por el otro lado, en What Price Porky, el cerdito y un grupo de gallinas a su comando, deben prepararse y entrenar para enfrentarse a un pato llamado ‘Ducktator’ y su ejército. Gran parte de la animación es una escena de guerra, en donde ambos partidos se defienden vorazmente. Al final y de manera inesperada, gana el equipo enemigo. Este corto se realizó con una intención de prepararse para la guerra y lo que venía.


Ferdinand The Bull (1938)

En ese mismo año, Inglaterra produjo Hitler Dances to Stalin’s Tune, una corta pieza de 35 segundos remarcando cómo el pacto nazi-sovietico Molotov-Ribbentrop era una broma para el mundo, jactándose sobre todo de Hitler.


En 1940 se presentó Der Störenfried (El problemático), una animación de la Alemania Nazi en donde un equipo de avispas pertenecientes al Luftwaffe, la fuerza aérea nazi, defienden a una indefensa familia de conejos de un lobo que los amenaza. El estilo de animación es notablemente diferente, en donde los personajes son menos amigables al público y el estilo es en general más crudo y exagerado. Un año después, en el inicio de la que sería la década más fuerte en cuanto a guerra, se publicó Vom Bäumlein, das andere Blätter hat gewollt o


Das güldene Bäumc, cortometraje anti-semítico en donde un árbol de oro, hogar de varias aves, es robado por un judío perverso, quitándoles valor al árbol y hábitat a los animales alemanes. El mensaje y la intención son claros ataques a la imagen de los judíos y su afición monetaria.


En 1941, Fascist Boots Shall Not Trample Our Motherland (Не тoптать фашистскому сапогу Нашей Родины) fue producida en la Unión Soviética, en donde un puerco alemán camina por el globo quemando países y entra a territorio soviético a destruir, pero es detenido y abatido por un ejército comunista con tanques y barcos de guerra. Frases tales como ‘El fascismo causa destrucción masiva, hambruna y muerte a cientos, miles y millones de personas’, ‘El ejército rojo barrerá a los barbáricos fascistas de la faz de la tierra’, ‘A batalla cuando nuestro camarada Stalin nos llame’ y ‘Nuestra causa es justa, ¡la victoria es nuestra!’ son sólo algunas pruebas de la psicología usada para infligir odio hacia el enemigo y orgullo y patriotismo hacia la nación en los espectadores. Ese mismo año, en la Italia Fascista, Il Dottor Churkill, una parodia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en donde el monstruo era Winston Churchill, fue creada por Liberio Pensuti, el llamado ‘Disney de Mussolini’. A finales del año e inicios del siguiente, la National Film Board de Canadá y Disney en Estados Unidos, se aliaron para crear las animaciones 7 Wise Dwarfs, All Together, Donald’s Decission y The Thrifty Pig, publicidades para la divulgación de la compra de War Savings Certificates, un tipo de ‘cheques’ que podían ser comprados e intercambiados por bienes o ingresos cuando acabara la guerra.


Fascist Boots Shall Not Trample Our Motherland (1941)

Un año después, en Estados Unidos, se publicó Japoteurs, una animación con Superman como protagonista y un grupo de espías japoneses interfiriendo en los planes del gobierno. De nuevo en conjunto, se creó la animación instructiva Stop that tank! para el Departamento de Defensa y la National Film Board, en donde el ejército canadiense utiliza defensa nacional contra fuerzas alemanas y manda a Hitler al infierno.


En 1943 surgió una controversial animación llamada Coal Black and de Sebben Dwarfs, un remake de Snow White and the Seven Dwarfs, pero con personajes de raza negra, en una historia de jazz, en donde los enanos son soldados. Aunque fue una caricatura totalmente patriótica, el tema del racismo no pudo ser evitado y un factor que afectó gravemente la imagen hacia el público. Pocos meses después, Disney creó Education for death: The making of the Nazi, un cortometraje acerca del adoctrinamiento de un niño alemán hacia el nacismo, enfocándose en la crueldad hacía los infantes y la pérdida del libre albedrío en la Alemania Nazi. Mientras tanto, en Japón, donde la animación comenzó notablemente más tarde, fue creada la animación Momotaro’s Sea Eagles (桃太郎の海鷲), con fines anti-aliados. Momotaro es el personaje más icónico de la animación japonesa, y el hecho de haberlo puesto en un fin propagandista influyó en la imagen nacional del mismo al resto del mundo.


En 1944, dos años después, Alfred Hitchcock dirigió una animación titulada Aventure Malgache, acerca de la resistencia de Madagascar ante el control de la Francia de Vichy. Para este año, cerca del fin de la guerra, prácticamente todos los personajes animados reconocidos globalmente, como Bugs Bunny, Mickey Mouse, Tom y Jerry, Andy Panda, Donald Duck, Daffy Duck y Popeye, entre otros, habían sido partícipes de animaciones propagandistas creadas para ganar público o apoyo familiar durante la guerra. Esta época de animación fue de gran ayuda para la industria del entretenimiento, gracias a la alta demanda de producciones. Hell-Bent for election fue la primera producción del estudio de animación UPA, United Productions of America, originado después de la huelga de trabajadores de Disney de 1943. Norman McLaren, uno de los animadores más importantes de toda la historia, y dirigente de la división de animación de la National Film Board en Canadá, dirigió el cortometraje Keep Your Mouth Shut, una amenaza de muerte directa a aquellos que revelaran secretos de la milicia.


Herr Meets Hare (1945)


En 1945, finales de la guerra, la cantidad de animaciones propagandísticas es casi nula, con excepciones como Momotaro’s Divine Sea Warriors (桃太郎 海の神兵), When G.I. Joe Comes Home y The Duce Dictates (Ο Ντούτσε αφηγείται), la primera animación creada en Grecia, acerca de Mussolini y su ataque a Italia.


Después del fin de la guerra, filmes continuaron saliendo, pero su naturaleza había dado un giro radical. Hablaban acerca de paz, de lo que causa la guerra en el mundo y del mal que había causado al hombre. What have we learnt, Charlie Brown? y The Grave of the Fireflies. del mundialmente famoso estudio Ghibli, son claros ejemplos de la influente corriente de pacifismo que corrió en los últimos días de batalla.

The Grave of the Fireflies (1988)

Todas estas animaciones pasan por la misma tautología propia del ser humano. Se repite la historia, se presenta todo aquello de lo que intentamos huir. Nos modifica cómo pensamos y vemos el mundo sin que nos demos cuenta, y mucho menos lo permitamos. El arte surgió como la manera de traer la belleza del mundo a un plano tangible, de encontrar un escape de la realidad que se adaptara a cada quien y le ayudara a ver que el mundo en el que vivimos no es tan terrible después de todo. La necesidad surgió y creo invenciones que beneficiarían al ser por el resto de su existencia, invenciones que deberían mejorar la vida de la humanidad. ¿Pero, por qué surgió el darles un mal uso? ¿En qué punto el hombre pasó de una armoniosa coexistencia a un mundo de guerras y conflictos? El arte fue descubierto para ser una alternativa a este plano terrenal lleno de sufrimiento, pero el ser no podía dejar nada sin su huella de destrucción y muerte, y tuvo que llegar al arte. La animación es la capacidad de crear vida donde no hay y crear realidades de la nada, pero, si el uso que se le da es para hablar y tratar con el lado más oscuro del hombre, ¿significa que el único escape que teníamos de la realidad, el arte, ya no lo es? ¿Siquiera nos dimos cuenta en qué punto se transformó de la rama del arte más pura, creativa y única, a un reflejo de nuestra sociedad que nos repetimos a nosotros mismos no es verdad? Probablemente no. No nos dimos cuenta, ni lo haremos, que somos los causantes y victimas de nuestra historia, y del hecho que no podemos escapar de la realidad que hemos construido.


 

Artista autodidacta originaria de la Ciudad de México, actualmente residente en Puebla como estudiante de Diseño de Interacción y Animación en la Universidad Iberoamericana.

2015 - 2017 – Estudiante voluntaria en el INECOL, Instituto de Ecología (dependiente del Conacyt) en proyecto de química biocomputacional a través de arte y gráficos computarizados.

2017 - Graduada de curso de ingeniería en gráficos computacionales y modelado tridimensional en la Universidad de Pensilvania.

2015 – 2018 Diseñadora de ilustraciones y programadora de back end para proyecto Build It Yourself – programa lidereado por John Galinato, Universidad de Cornell.

Programadora y diseñadora de páginas web y logotipos para instituciones privadas y clientes independientes.

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