JOSÉ SANTIAGO
“Cada día nos comprometemos menos con los próximos y los volvemos esclavos de nuestros pensamientos e ideas, si no convergen con nuestras maneras, se eliminan sin más.”
José Santiago
Vivimos en una sociedad tan corrompida, con tantos baches legales, con tanta necesidad de ser vistos, escuchados y probados que logramos hacer un imperio de la mentira, del hiriente sarcasmo y de la basura mental.
Nadie se preocupa por ser responsable en el uso de la palabra y, por ende, tampoco de los daños colaterales que se suscitan cuando nuestras bocas afirman, sin temor, cualquier suposición o chisme que suene a verdad por el uso perfecto de la lógica en su gramática sonora. Nos separamos, segregamos, dañamos, matamos, secuestramos y deshumanizamos a pasos agigantados. Estamos en medio del ojo del huracán llamado mediocridad.
Hospitales llenos de médicos que consultan por módicas cantidades que rebasan los 5 mil pesos, porque se llama “Ángeles”; universidades que destacan por su pluralismo, siempre y cuando este pluralismo tenga el suficiente dinero para pagar dicha institución académica, políticos cínicos que lamentan cada día no haber sido dioses, corruptos que hoy manejan las redes sociales; vagabundos con basto conocimiento que no puede ser enseñado; maestras crueles que disciplinan con talento y que para los derechos humanos son delincuentes. No hay mucho que decir de esta sociedad primitiva y desagradecida. Cada día menos amor, cada día menos razón, cada día más hurto, cada día más abuso. Servidores públicos que hoy son delincuentes lícitos, que detienen a quien quieren sin previo aviso. Deportistas borrachos, músicos sin alma.
Cruento es todo lo aquí dicho. No hay espacio para la crítica, pues, en la majestuosa susceptibilidad de los hechos, siempre quedarán huellas de aquellos corruptos que deforman el pensamiento, que abrazan la abulia y se esconden tras razones idiotas en los que se creen actores de alguna serie de narcos.
Ya no se puede contar con los demás, hoy es más fácil grabar un asalto, que comprometerse al apoyo incondicional del otro. Nos tragó el tiempo y nos dejó en la anestesia inducida para paralizarnos. Es lo que hace el miedo. Somos una sociedad con miedo, con paranoias y temores huecos. Partimos de nuestras necesidades primordiales, pero son destrozadas por las necesidades invasivas, esas que chocan con lo verdaderamente importante. Nos enamoramos del amor y no entendemos el potencial del otro. Amasamos la cordialidad con manos de indiferencia y nos alejamos de nosotros mismos.
Esta revista es claro ejemplo de la necesidad de compartir nuestro saber y muchos a veces son el claro ejemplo de la pereza y la inconsistencia. Los espacios y las oportunidades no están en cada esquina, llegan y se quedan para siempre o se terminan desintegrando al poco tiempo. Debemos aprender a aprovechar cada momento que se nos presenta, nos entregamos a la inestabilidad y borramos nuestras historias para convertirlas en monumentos vandalizados sin conexión con nada, con nadie. Es tiempo de volver la mirada a un horizonte más amplio, antes de que pongan en él un muro de vergüenza que nos estalle en la cara.
¡Revolución, ya!
José Sosa Márquez, también conocido como José Santiago, es un escritor, guionista y actor mexicano. Egresado de la Univerisdad Iberoamericana con la Licenciatura en Comunicación. Cursó talleres de dirección y producción cinematográfica en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba y tomó talleres de fotografía con el maestro Rafael Corkidi en México D.F.
Su carrera profesional es muy extensa, fungió como académico en la Universidad Iberoamericana Santa Fe (México D.F) e Ibero Puebla, en Universidad UVM, Puebla y en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla. Ha sido tallerista en la Vancouver Film School de Canadá.
Es ganador de premios nacionales e internacionales de cortometraje.
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